Con cierta periodicidad reviso el lugar que ocupan las cosas.
¿Ocupa el dinero el lugar que le corresponde?
¿Lo hace el amor? ¿La amistad?
¿Vivo para trabajar o trabajo para vivir?
Y también como evoluciona su situación en mí.
¿Crecen mis necesidades exteriores o decrecen?
¿Mi vida interior se enriquece o empobrece?
¿Estoy en paz conmigo mismo?
Porque si cada cosa no ocupa el lugar que le corresponde, ¿hacia dónde va mi camino?
Artea
2 comentarios:
Yo también me hago esa misma pregunta. Nunca se hacia donde apunta la brújula de mi existencia, ni el rumbo exacto que debo tomar y aunque de vez en cuando lanzo una mirada retrospectiva hacia el pasado en busca de respuestas (sin demasiado éxito, por cierto), al final siempre termino afianzándome al presente y caminando al lado de la gente que más quiero. Sigamos juntos por el sendero, aún queda mucho camino por recorrer y jardines que cultivar…
Besotes
En todo caso, nunca sabremos si la dirección en la que apunta la brújula (que puede ser cualquiera) es la correcta para nosotros o no.
Entiendo que es la sensación del presente la que, según el aroma con el que impregna nuestra vida, determina en nuestro interior si el rumbo es adecuado o no.
Quizás en un momento dado haya que cambiar de rumbo. Nunca sabes a ciencia cierta que camino tomar cuando este se desdobla.
Pero... de nuevo el presente, nos devolverá la sensación de si caminamos satisfactoriamente o no.
Hablando de jardines... he pasado el fin de semana en el huerto, y la primavera ya nos ha regalado una abundante cosecha de rosas.
Un abrazo, amigo.
Publicar un comentario