Cosa curiosa las manos. Puedes dar un bofetón y hacer a la otra persona la más desgraciada del mundo y puedes dar un abrazo, para hacerla la más feliz.
Hoy llego tarde a comentar, aunque aquí queda de todas las maneras. No es que vaya a decir nada profundo, no estoy inspirada para ello, pero sí que me ha parecido una entrada especial ésta de las manos.
Las manos es una de las primeras cosas en que me fijo cuando conozco a una persona. Lo mismo que los ojos, dicen mucho de su dueñ@. Y como los dos habéis dicho, sirven tanto para hacer bien como para dañar a la gente. Cuántas veces no apartamos (físicamente) a quien queremos? Y cuántas veces resistimos la tentación de hacer un cariñico, o dar un abrazo a un amigo en un mal momento, o simplemente porque es lo que nos pide el cuerpo en ese momento?
Hubo una entrada, Artea, en la que hablabas de los abrazos. Desde entonces procuro no resistirme a la tentación de abrazar a quien lo necesita, y lo cierto es que sienta bien a las dos partes, no sólo a quien lo recibe.
Pues con las caricias es lo mismo. A veces dice mucho más un gesto, por sutil que sea, que muchas palabras. Por ejemplo, hoy con mi madre. No ha hecho falta mucho; tan sólo un amago de abrazo y un beset al despedirme de ella.
6 comentarios:
Cosa curiosa las manos. Puedes dar un bofetón y hacer a la otra persona la más desgraciada del mundo y puedes dar un abrazo, para hacerla la más feliz.
Gran entrada :)
Hola Leodin DaCore.-
El tacto es el primer sentido que se activa en los bebés, aún antes de nacer.
De ahí la grandiosidad de las manos; que como tu bien dices pueden apartarte o acercarte.
Personalmente me inclino por la segunda opción.
Un fuerte abrazo.
Hoy llego tarde a comentar, aunque aquí queda de todas las maneras. No es que vaya a decir nada profundo, no estoy inspirada para ello, pero sí que me ha parecido una entrada especial ésta de las manos.
Las manos es una de las primeras cosas en que me fijo cuando conozco a una persona. Lo mismo que los ojos, dicen mucho de su dueñ@. Y como los dos habéis dicho, sirven tanto para hacer bien como para dañar a la gente. Cuántas veces no apartamos (físicamente) a quien queremos? Y cuántas veces resistimos la tentación de hacer un cariñico, o dar un abrazo a un amigo en un mal momento, o simplemente porque es lo que nos pide el cuerpo en ese momento?
Hubo una entrada, Artea, en la que hablabas de los abrazos. Desde entonces procuro no resistirme a la tentación de abrazar a quien lo necesita, y lo cierto es que sienta bien a las dos partes, no sólo a quien lo recibe.
Pues con las caricias es lo mismo. A veces dice mucho más un gesto, por sutil que sea, que muchas palabras. Por ejemplo, hoy con mi madre. No ha hecho falta mucho; tan sólo un amago de abrazo y un beset al despedirme de ella.
Abrazos pretos.
El abrazo en, en su esencia, una suerte de caricia. Y sin la intervención de las manos y el pecho, ningún abrazo es nada.
Y las manos, dicen tanto.
Cualquier contacto físico directo entre dos personas siempre disipa todas las dudas previas.
Para bien, o para mal.
Un fuerte abrazo Susana.
Las manos son el (otro) espejo del alma
Hola Lughnasad.-
Acertada... muy acertada tu apreciación.
¿Acaso hay algo que pueda ocultarse tras un contacto físico directo?
Un fuerte abrazo.
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