11 marzo 2008

Nos vemos... Herminia

Paseo por la playa



El lunes de la semana pasada falleció la madre de nuestra vecina de planta.
Era una encantadora viejecita con 89 primaveras que todavía pasaba la escoba por casa de su hija a diario; y, como no, se quejaba con cierta frecuencia de algunos "achaques" que -irónicamente- imputaba a su edad.
Solíamos coincidir con cierta regularidad en los balcones de nuestros propios domicilios que, dada la corta distancia que los separa (o acaso los une), nos permitían entablar alguna que otra conversación.
Ella con su sempiterna escoba; y yo, normalmente, tendiendo la ropa, recogiéndola, o contemplando simplemente cualquier cosa que pudiera pasar fuera de los muros de mi domicilio.
Algunos atardeceres son una verdadera maravilla.

Casualmente tuve ocasión de charlar unos pocos minutos con ella justo el día anterior a su fallecimiento.



- Herminia, ¿cómo va eso? -le dije el domingo por la mañana.
Ya ves, aquí barriendo el balcón, que siempre está lleno de polvo.
- ¿Y todavía tiene ganas, con la edad que tiene, de ir barriendo?
Que remedio queda, hijo -me respondió.
- Pero, si puede hacerlo (y de hecho lo hace) su hija.
Y, entonces, ¿qué haría yo?.
- Pues no sé, Herminia, ¿quizás otras cosas que no requieran esfuerzo?.
Ya me estás haciendo vieja otra vez. ¡Que solo tengo 89 años!.
- Ni se me ocurre, Herminia; que ya me la conozco.
- ¿Qué le parece el tiempo que nos hace?
Bien, bien, cualquier día ya nos ponemos de manga corta para pasear.

La siguiente vez que nos encontramos sólo estaba su cuerpo.
Herminia se había ido... a algún otro lugar.
Pensé que le faltaba la escoba... seguramente porque casi siempre la veía con ella a cuestas.

Probablemente me enseñó a no infravalorar, en modo alguno, unos lozanos 89 años.
Y también que cualquier tipo de conversación, incluidas las de los asuntos aparentemente más nimios, puede esconder en su seno una gran lección que la vida está a punto de enseñarnos.
Desde hace tiempo, procuro encontrar siempre tiempo suficiente para charlar con cualquier anciano al que presienta su disposición al diálogo.
¿Quién sabe si volveré a verlo?
Puede que si pospongo la conversación ya no esté. O quizás no esté yo.

Hay que aprovechar cada momento.
Puede que sea el último.
Y cada uno está hecho, para ser vivido.

Nos vemos, Herminia.
Hablaremos de sus achaques, y del tiempo que hace por esos lugares.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

J'aime ce que tu écris. Cela pourrait être triste mais cela ne l'est pas.
Nous avons tant à apprendre de la vie, des anciens.
Des notes pleines d'espoirs me ravissent."Nos vemos..."
Sachent que je lis chacune de tes notes même si je ne commente pas plus souvent.
Merci.

Artea dijo...

Hello Angie.
I miss you very much though your memory accompanies me every day.
There are moments that can never be forgotten.
Your comment makes me very happy.
So if we both read each other websites and lately we don´t make comments, maybe we could open a more participative new stage.
What do you think?

J'espère que nous nous continuions à voir par ici. Un fort bissou pour toi.

Nos vemos. ;-)