15 marzo 2008

Por un Tibet libre

Bandera del Tibet



Es posible que muchos gobiernos occidentales miren hacia otro lado.
No olvidemos que, en el fondo, no ven en China más que un mercado con un potencial de beneficios desmesurado.
Para los intereses económicos, poco importa el impacto que ese crecimiento está teniendo en el planeta.

En otras ocasiones he manifestado públicamente mi protesta por el estado de los Derechos Humanos en China, país donde se continúa practicando la pena capital sin demasiados perjuicios.

Hoy manifiesto públicamente mi apoyo, sin reservas ni fisuras, a las protestas para conseguir la independencia del Tibet.



En 1950 el Tibet fue invadido por el ejército chino.
Un millón doscientos mil tibetanos, la sexta parte de la población, fueron asesinados.
Más de 6.000 monasterios, templos y monumentos fueron destruidos.
Más de 130.000 tibetanos se ven obligados a vivir en el exilio, incluido S.S. el Dalai Lama.
Los Derechos Humanos son violados contínuamente, tal y como denuncian organismos como Amnistía Internacional, UNESCO y el Parlamento Europeo.
El genocidio, la tortura y la represión siguen presentes en la actualidad en el Tibet.
El Panchen Lama, a la edad de 6 años, fue secuestrado junto con su familia por el gobierno chino. Es el prisionero político más joven del mudo.
Los abortos forzados y esterilizaciones de mujeres tibetanas son prácticas habituales.
La religión, la lengua y la cultura tibetana están prohibidas.
La fauna autóctona está en peligro de extinción.
Cerca del 80% del territorio ha sido deforestado.
El suelo tibetano es utilizado como uno de los más grandes cementerios nucleares.

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