31 mayo 2008

Reencuentro

Encuentro




Rojos los viñedos fueron testigos
de mi camino hacia tu encuentro;
mientras la tarde transmutaba
su tenue luz en negra noche.

Cálido y verdeante el paisaje,
largo el sendero entre montañas;
luces y sombras, sonidos de campanas
entre fríos vientos que mueven los molinos.

Mientras yo te buscaba por todas partes
las espigas soleaban entre amapolas
crecidas en mares de tierra yerma
con olas sin espuma y nubes sin tormentas.

Sabía que nuestro encuentro sucedería
a la luz de la luna creciente
como se encuentran los amantes
en los cuentos de hadas y duendes.

Y al fin te encontré a la vuelta de tu viaje.
Tu sonrisa delataba la alegría del encuentro;
y mi corazón, rebosante de felicidad
sólo supo abrazarte y decirte que te quiero.

De nuevo juntos, otra vez en el camino.

Artea

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