27 junio 2008

Ahora o nunca

Cartelera de ahora o nunca



Con una traducción seguramente menos comprometedora que la original, que vendría a ser algo así como "La lista de estirar la pata", Rob Reiner nos lanza un interesante reto que podría resumirse en un axioma muy simple: pon en marcha tu vida, pues tiene fecha de caducidad.

Cierto es que estamos ante una comedia no exenta de sus dosis de ironía y humor; pero que bien vista -y en mi modesto entender- esconde varios mensajes que pueden entreverse entre sus líneas y que nos invitan a reflexionar sobre algunos aspectos de nuestra existencia que conviene revisar, aunque sea de tiempo en tiempo.

¿Qué harías con tu vida si te enterases que te quedan pocos meses para dejarla?

Bajo dos perspectivas que identifican claramente dos mundos contrapuestos en cada uno de los personajes, Jack Nicholson y Morgan Freeman se encuentran en un momento preciso en que sus vidas están a punto de dar un completo vuelco. Mundos antagónicos y aparentemente irreconciliables que encuentran en el sufrimiento un nexo de unión que se prolongará más allá de sus propias existencias.

Algunas enfermedades, por dolorosas que sean, son capaces de curar grandes heridas.
La vida y la muerte como las dos caras de la moneda. El calor del hogar. La soledad de la opulencia. Las propias raíces, la sangre y el perdón. La reconciliación.

Su visión nos aportará un corazón algo más blandito, unos ojos probablemente algo más limpios y unas preciosas vistas, a pesar de la estrechez de algunos apartamentos.

Dos mundos opuestos, por fin juntos y reunidos, merced a una lista de deseos.

Una llamada a vivir la vida en cada preciso momento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tenemos que mirarnos esta "fascinación" por la muerte. He gastado demasiada energía en algo que no podré controlar y que por lo tanto no quiero que me preocupe. Los problemas por definición no tienen solución y este transito o fin no tiene, que yo sepa, vuelta atrás ni se resuelve. Me quedo con el presente como lo mas "controlable" y como modelo para ello al mundo animal del que por cierto nos alejamos con gran perjucio para nuestra existencia. Solo hay que fijarse con la intensidad que viven los animales y su preocupación ante este fin de todo ser vivo. Dicho lo anterior con la mayor humildad y desde mi mas profunda ignorancia. ¡¡¡ Viva la vida!!!


marcada

Artea dijo...

Bueno, ha resultado una sorpresa comprobar que tu equipo tiene, además de ratón y cascos, un teclado. :D

No seré yo quien de vivas a la muerte, eso por descontado. Ahora bien, tanto el tema que aborda la película como la realidad humana no son comparables (salvo que uno quiera, claro) con su réplica en el mundo animal (excepción hecha del humano).

No lo son porque en nuestros queridos amigos (los animalitos) no media la conciencia de la propia muerte y la certeza de su acecho; lo que cambia bastante el panorama.

Como bien dices, si que pueden los animales enseñarnos a vivir el momento presente. En eso, nos superan con creces.

Y también es cierto que es precisamente esa vivencia de cada instante como si en ello fuera nuestra propia existencia, o como si fuera el último en que pudiéramos hacerlo, lo que con mayor plenitud nos hará vivir la vida.

Porque vida y muerte son inseparables, e incontrolables.

Yo no creo que los problemas no tengan solución. Me costaría mi propio empleo. :D

Lo cierto es que vida y muerte no son ningún problema. Son lo que son; y para unos serán problema y para otros solución.

Si que afirmo que quien teme a la muerte debe ser consciente de que, en realidad, a lo que está temiendo es a la vida. De no ser así, estaría muerto. O quizás realmente lo esté ya, aun viviendo.

Y como siempre, nuestra condición humana e imperfecta nos situará, a cada uno, tras el prisma del cristal con que abordamos esta cuestión.

Porque, ¿qué es más importante: añadir años a la vida, o añadir vida a los años?.

Supongo que ahora que te has soltado, continuarás deleitándonos con tus comentarios. ;)