20 julio 2008

La Mirada Interna

Libro La Mirada Interna



Silo es el sobrenombre bajo el cual se encuentra Mario Rodriguez Cobos, escritor, pensador y activo militante argentino del Movimiento Humanista.

La Mirada Interna, firmado como libreto anónimo hizo su aparición a finales de la década de los sesenta cuando circulaba -de copia en copia y de mano en mano- entre los hipíes de San Francisco, los estudiantes de Roma, los obreros de Glasgow, y en los cafés de artistas e intelectuales de Varsovia y Budapest.



A principios de 1969, simpatizantes del pensamiento de Silo, consideraron necesario que éste expresara ampliamente las ideas que hasta ese momento había difundido en pequeños grupos de estudio. Pero la dictadura de ese momento no autorizó la reunión pública en la ciudad.

"Vayan a hablarle a las piedras!", fue la respuesta al pedido formulado.

Y precisamente allí, en un paraje despoblado a los pies del Aconcagua, tuvo lugar la reunión programada. El 4 de mayo de 1969 de ese año, en Punta de Vacas, Mendoza, el pensador y escritor habló ante dos centenares de personas reunidas en la cordillera de los Andes. Esta fue la primera exposición pública de las ideas que, con el tiempo, formarían los cimientos del Movimiento Humanista.

En esa charla se desarrollaron temas centrales respecto a la crisis social y personal; se advirtió sobre la violencia que se estaba por desencadenar y se invitó a reflexionar sobre el máximo principio moral : "Trata a los demás como quieres ser tratado".

Un simple principio que, sin duda, podría revolucionar el mundo.
Aunque, desde luego, la revolución comienza por uno mismo.

Puedes encontrar fácilmente más información en la red, e incluso algunos videos en Youtube.

2 comentarios:

Tormenta. dijo...

Niño sigo poniendo toda mi atención en como estás, en como está Teresa, un beso grande...espero noticias.

Artea dijo...

Hola Esther. Gracias por tu interés.

Teresa sigue igual.
Su corazón, de momento, no responde por sí mismo. La máquina sigue trabajando.
Los médicos dicen que hay que esperar.

Su semblante expresa una gran paz y tranquilidad, la misma que tenía justo el día anterior a su entrada en quirófano.

No hay nada que temer; pase lo que pase.

Yo estoy bien. No te preocupes por mi.
He pasado por esto en más de una ocasión, y probablemente no será la última.

Estas circunstancias difíciles son algo que también forma parte consustancial de nuestra existencia; y como tal hay que vivirlas.
Aunque no gusten a nadie (a mi tampoco), acaban siempre ayudándonos a descubrir algo que -hasta ese momento- desconocíamos.

A pesar del dolor que generan, nos dan la oportunidad de reorientar el enfoque vital de nuestro camino en este mundo, siempre temporal y pasajero.

Lo que tenga que ser, será.
Nada podemos hacer salvo mantener una actitud serena y tranquila... acompañando la vida; independientemente que sea mucha o poca. Eso nunca lo sabemos, pues no depende de nosotros. Es lo que pienso.

Acompaño la vida, tanto la de Teresa, como la de sus familiares directos, como la nuestra propia.

Me llevo estupendamente con el silencio... que en estos casos me auxilia, reconforta y guía mi espíritu.

Un fuerte abrazo.