15 agosto 2008
Tao Te King (15)
Los sabios perfectos de la antigüedad
eran tan sutiles, agudos y profundos
que no podían ser conocidos.
Puesto que no podían ser conocidos,
sólo se puede intentar describirlos:
Eran prudentes, como quien cruza un arroyo en invierno;
cautos, como quien teme a sus vecinos por todos lados;
reservados, como un huésped;
inconstantes, como el hielo que se funde;
compactos, como un tronco de madera;
amplios, como un valle;
confusos, como el agua turbia.
¿Quién puede, en la quietud,
pasar lentamente de lo turbio a la claridad?
¿Quién puede, en el movimiento,
pasar lentamente de la calma a la acción?
Quien sigue este Tao
no desea ser pleno.
No siendo pleno
puede quedar en lo viejo
sin renovarse.
Tao Te King. Lao-Tse. Capítulo XV
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