05 noviembre 2008

Yes we can

Nefasta pareja



No suelo hablar de política, pero hoy la actualidad se impone.
Hoy el mundo entero despertó al grito de Yes we can (Sí, nosotros podemos).
El senador Barak Obama alcanza la meta en la carrera presidencial de la primera potencia mundial.
Confieso que la noticia me ha causado una gran alegría.

Pero no ha sido menos sorpresivo descubrir la estrepitosa derrota del bando republicano sobre el que ha pesado, cual losa de una tumba, la sombra del presidente saliente: George W. Bush.

Me ha recordado bastante a lo acontecido en su día en nuestro país. Una alta participación social, especialmente reflejada en jovenes y minorías, también despejó inequívocamente el gol que el señor Aznar intentaba colarnos en fuera de juego; y que algunos han tardado más de cuatro años en digerir.

Horrible pareja



Probablemente algunos todavía piensen que nuestro ex-presidente ha sido de lo mejorcito que ha pasado por Moncloa. Como opinión todo tiene cabida en este mundo. Otra cosa son los hechos.

Bien es cierto que, en no pocas ocasiones, es la historia la que pone en su sitio a algunos personajes atemporales que no siendo reconocidos en su momento, resultaron haber jugado un importante y decisivo papel en acontecimientos que incluso no alcanzaron a ver.

Pero en este caso no será necesario. No habrá que esperar a que la historia ponga en su sitio a algunos personajes que, sin lugar a duda, ya han pasado a la misma por todo aquello que nunca debieron hacer. Incluso en sus propias filas, acabarán renegando de tales recuerdos. Al tiempo.

La sociedad y el mundo entero ya los han situado en el lugar que realmente está a su altura.

A veces me resulta inexplicable como gente tan mediocre puede alcanzar semejantes responsabilidades sociales. Responsabilidades que, a todas luces, están muy por encima de sus capacidades reales.

La imagen de la esperanza



Hoy el mundo abrazó la esperanza.
Hacía falta que una bocanada de aire fresco limpiara el hedor de algunos despachos.

Corren malos tiempos; y aún a pesar de que la carrera política del Sr. Obama recién acaba de comenzar, resulta ya evidente que hay personajes y estilos que no tienen cabida en un mundo al que lamentablemente nos han abocado.

Así pues, bienvenida sea la esperanza.
Bienvenido sea el deseo de cambio.
Y que, a pesar de las dificultades que a todos nos esperan, podamos en un tiempo (sea cual fuere) recuperar un rumbo razonablemente adecuado; hoy desgraciadamente perdido.

Esperemos que así sea y se cumpla el lema de la campaña del partido demócrata estadounidense.

Sabemos que sí, nosotros podemos cambiar las cosas. Solo hay que querer. Y en el caso de algunos personajes, ha quedado sobradamente demostrado.

Yes we can.

Goodbye to the grey men. (Adiós a los hombres grises)
We prefer a world in colour. (Preferimos un mundo en color)

Artea

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A todos parece habernos contagiado esa esperanza, pero personalmente no creo que las cosas cambien mucho en cuestiones de fondo. Está claro que lo hará mejor que Bush (hasta un gorrino con corbata podría hacerlo mejor que él) y que cambiarán muchas cosas en la forma.
Sin embargo en el fondo no creo que pueda hacer mucho:
-¿le dejaran las empresas de seguros médicos ampliar la cobertura social de un derecho fundamental?
-¿le dejarán las empresas de armas controlar la venta de las mismas en su propio país?
-¿le dejarán las empresas armamentísticas que no inicie otra guerra en cualquier parte del mundo para probar y gastar sus nuevos juguetes?
-¿le dejará la industria del petróleo luchar por un planeta más limpio?
-¿le dejarán los lobbys de todo tipo aplicar lo que parecen buenas ideas?

Yo soy muy escéptico. Las grandes empresas, son más grandes que muchos países y cuando algo no les interesa invierten millones de $ para que la situación revierta. Ya lo hemos visto en Chile, Argentina, Nicaragua, Venezuela, Corea, Vietnam, España, Bolivia, Irak...

Artea dijo...

Mi querido amigo Lughnasad.

Veo que, con carácter general, coincidimos bastante en nuestro análisis.

De una parte, hay que tener en cuenta que la dicotomía de partidos en Estados Unidos no es equivalente a la Europea.

De algún modo aquí está bastante clara la diferenciación entre izquierdas (donde podemos situar desde la socialdemocracia hasta el anarquismo, pasando por socialistas, comunistas, ecologistas, pacifistas, etc...) y derechas (desde el neoliberalismo, partidos populares europeos, democracia cristiana, conservadores, hasta el fascismo), con un espacio catalogado como de centro que se disputan constantemente -en su lucha por alcanzar el poder- los partidos menos orientados hacia los extremos y que tienen su caldo de cultivo en los votantes etiquetados como indecisos. :D

En Estados Unidos esto no es así. Los movimientos de izquierdas (tal como aquí los conocemos) no existen.

Casi que lo más izquierdoso allí son los pacifistas, ecologistas y antiglobalización.

La dicotomía republicanos - demócratas de aquél país tendría su equivalente situando al partido republicano en la parte medio-extrema de la derecha europea y al demócrata entre esa posición y lo que aquí llamaríamos centro o, como mucho, socialdemocracia.

Allí la palabra socialismo suena a bolchevique, Marx o Lenin. :D

No digamos ya comunismo. Eso es poco menos que pecado.

Por tanto, cambios, lo que se dice cambios, habrán. Hacerlo mejor que Bush, como bien dices, está al alcance de cualquiera que tenga un poquito de sentido común. Pero esos cambios no irán en la línea que aquí podríamos pensar.

Y es cierto que la política real en Estados Unidos suele librarse en despachos que carecen de sentido de lo público y que son poco sospechosos de carecer de ánimo de lucro. Eso es así. Sin duda.

Pero está claro que las formas, los modos y la orientaciones empujarán en otra dirección... y eso si puede tener consecuencias (y no pocas) fuera de Estados Unidos. Y eso, también puede repercutir en "otro modo de hacer" en otros sitios.

Al menos en eso tenemos que mantener alguna esperanza.

Y qué duda cabe que, tarde o temprano, acabará imperando el sentido común; que poco tiene que ver con izquierdas o derechas.

Probablemente algunos problemas que hoy apenas comienzan a asomar al escenario, pero que sin duda sabemos hacia donde nos conducen, obligará a ellos.

Probablemente, bien es verdad, la situación mundial estará mucho más al límite que en la actualidad... encaminándose simple y llanamente hacia la pura y dura supervivencia.

Confiemos en que el afloramiento de una nueva conciencia mundial sea capaz de revertir, o al menos paliar o dilatar esta situación, y seamos capaces de dar una oportunidad a las futuras inmediatas generaciones.

Mal pinta la cosa... pero ayer tocaba abrazar la esperanza.

Y vaya si lo hicimos. :)

Anónimo dijo...

Para hacerte la visita tienes que disponer de un buen rato por delante, siempre hay mucho que leer y que pensar!!
Aunque vivo bastante al margen de la política, dentro de lo cabe y puedo, pues soy bastante escéptica, tengo que reconocer, como Artea, que esta ocasión un político me ha llegado a "cautivar" por su forma de transmitir la esperanza, con su temple tranquilo, su mirada segura y su afectuosa voz.
Esperemos.
Un abrazo...

Artea dijo...

Los abrazos prodigan en bodas, bautizos y funerales.

Cada uno a su tiempo, todos hay que saber darlos... y recibirlos.

Vaya pues un abrazo a Obama, a la esperanza y a ti, Klimtbalan.

PD.- A ver si ya de una vez consigo escribir tu nick sin tener que mirar. Probablemente mi propio miedo a errar en la causa del error. :D

Anónimo dijo...

Aunque mi mensaje sonase tan pesimista/realista debo reconocer que Obama tiene algo especial, algo que nos hace soñar, un carisma indudable. En ese megaanuncio de 30 minutos emitido en EEUU el hecho de verlo en un despacho y ver cómo se sienta en la mesa, de forma segura y a la vez informal no tiene desperdicio. Ojalá que sus formas sean contagiosas.

Artea dijo...

Que así sea.

Toko dijo...

Yo en este tema, soy bastante exceptico, lo siento.

Sigo pensando que nada hay mas falso, barato y devaluado, que las palabras de un político en campaña electoral.

Artea dijo...

Razones no faltan para pensar así.
Es una actitud perfectamente comprensible.
:)