21 diciembre 2008

No puede hacerse

Lago helado



Había dos niños que patinaban sobre una laguna congelada.
Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación.
De pronto, el hielo se rompió y uno de los niños cayó al agua.

El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.

Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron:

-¿Cómo lo hizo?
El hielo está muy grueso, es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y sus manos tan pequeñas.

En ese instante apareció un anciano, que dijo:

-Yo sé cómo lo hizo…

-¿Cómo?, le preguntaron al anciano; y este contestó:

No había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer.

Anónimo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuantas veces se nos condiciona, o nos dejamos condicionar, para que no desarrollemos plenamente nuestras capacidades humanas. Cuando ponemos la intención en algo, se empieza a producir el milagro. Que pena que en esta sociedad todo quiera encauzarse hacia la normalidad acumuladora. Adelante, Artea.

Artea dijo...

Hola Alcaudoncillo.-

Ya sabes, parece que si te sales de la normalidad impuesta socialmente pues... poco menos que eres un desalmado.

Mi camino es otro, desde luego.

Yo sigo caminando.

Y en mañanas de domingo, como esta, soleada y fresca, suelo visitar parques.

Un saludo. :)

Tormenta. dijo...

Me emocionao Artea, además, no sé porque, me hizo mirar o mejor dicho acordarme del pasado de cuando yo era una niña..(que en el fondo, lo sigo siendo)
Yo estudiaba mucho,mucho, y cuando llegaba la hora de hacer un exámen..decía,no sé, no me lo sé, escribía las respuestas correctas y luego las tachaba.. cosas así, supongo que falta de seguridad..y es cierto, que puede influir (depende de la persona) puede influir lo que te digan.. me encnató la historia!..

Besos majo!.

Artea dijo...

Ya sabes Tormenta.

Todo eso de los miedos anticipados ya ha salido en algún que otro comentario.

Llámesele como se le quiera llamar: falta de seguridad, de autoestima, etc...
Al final todo es lo mismo; todos los caminos llevan a Roma.

Otra cosa son las vueltas y los rodeos.

Un besote. :)

Anónimo dijo...

Me ahogué una vez cuando era una toda pequeña(niña). Acostada sobre la espalda en el agua, miraba el cielo, las nubes me sonreían y campanas murmuraban en mis orejas. Habría quedado allí unas horas, días, si una transeúnte no me hubiera salvado. La vuelta a la vida fue penosa, mientras que la bajada hacia la muerte era onírica y tranquilizadora.

Artea dijo...

Toda una experiencia Sylvaine.

No son pocos los casos en los que el tránsito hacia la muerte se describe como placentero.
Supongo que dependerá mucho del estado en que se encuentre cada persona.

En todo caso, celebro que no te fueras y podamos seguir disfrutando de tus fotos.

Un abrazo.