07 diciembre 2008

Wabi-Sabi

Cuenco

Fotografía de bossbob50.

Definido por algunos como la quintaesencia del arte Zen, wabi-sabi son dos términos japoneses complicados de trasladar a nuestro idioma.

Lo mismo sucederá con cualquier otro idioma; y esto es así, porque los conceptos que engloba wabi-sabi son difícilmente expresables con palabras.

El término wabi suele relacionarse con una actitud o, si se prefiere, una forma de vida. Es un camino que apunta hacia lo interior, subjetivo, solitario... al contacto con la naturaleza y sugiere un estado de presencia dentro de la ausencia.

En cambio, sabi está más bien orientado hacia lo material, lo objetivo, lo externo, marchito, frío o seco.



Tronco

Fotografía de isyamuddin.

La combinación de ambos términos sugiere una estética externa muy vinculada con una actitud interna.

Un artículo de Julio Sánchez publicado en Hoy Arte Hoy define sus características como:

"Wabi sabi puede ser considerado como un sistema estético, como una visión del mundo que se acerca a la naturaleza última de la existencia, al conocimiento sagrado, al bienestar emocional.

El universo del wabi-sabi comprende:

-Una metafísica: las cosas van o vienen de la nada.

-Valores espirituales: Todas las cosas son imperfectas, todas las cosas son impermanentes.Todas las cosas son incompletas. La verdad proviene de la observación de la naturaleza. De la fealdad se puede obtener belleza. La belleza es algo que ocurre entre uno y otra cosa en una situación, circunstancia o contexto. Lo “grandioso” puede estar en los detalles que se pasan por alto; no siempre está en lo monumental, ni espectacular.

-Un estado de la mente: aceptar lo inevitable (toda forma de existencia tiene el mismo destino). Apreciar el orden cósmico: detrás de todo existe una fuerza benevolente y protectora.

-Preceptos morales: deshacerse de lo innecesario (cuando menos llevamos más livianos viajamos; hay placer cuando nos liberamos de las cosas que nos pesan). Enfocar hacia lo intrínseco, ignorar las jerarquías de los materiales. El barro, el bambú y el papel de arroz poseen más valores intrínsecos de wabi-sabi que un diamante, el oro o la plata.

Hay wabi sabi: En el color del té recién servido. En la rajadura de una maceta. En un papel arremolinado por el viento. En la planta que crece de la grieta de un muro abandonado. En las rajaduras del barro. En el óxido de la reja. En la pintura que se descascara. En la mancha de sol que se filtra a la siesta. En la raíz de un árbol que levanta la baldosa de una vereda."

Ginko

Fotografía de musapix.

Una estupenda sugerencia para regalar estas próximas fiestas: el libro Wabi-Sabi de Leonard Koren.

2 comentarios:

Sylvaine Vaucher dijo...

Sí la vuelta a lo esencial, a la existencia más sobria y más pura.

Artea dijo...

Y más simple. :)