17 mayo 2008

Chao Alex

Alex



Sucedió el pasado miércoles, día 14.

El pájaro verde dejó su taza de café en el apartamento.
El DJ colgó los cascos y dejó su Arena, allí en la Costa Brava.

Y un avión levantó el vuelo en dirección a Polonia para tocar tierra al fin en Bielorrusia.

Alex se fue.

El tan ansiado -y al parecer encontrado- amor es un buen motivo para empezar de nuevo, casi de cero.
Atrás quedan los buenos y los malos momentos. Las largas tertulias a través de la red. Las aventuras y desventuras.
La distancia no será impedimento para que nuestra sincera amistad continue adelante... si ambos la seguimos cultivando. Aunque su vuelta al modem de 256 Kb en un territorio donde el Wifi es casi una utopía no lo pondrán nada fácil.

No puedo impedir que una lágrima se derrame en el momento de la partida. Porque como dice la canción, "algo se muere en el alma cuando un amigo se va".

Suerte chato. Y un gran abrazo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Artea... tengo que decirte, con todo el cariño del mundo, que eres un cabroncete.
El comienzo de este artículo, el tono del mismo, no auguraba nada bueno. Y más conociendo como conocemos ciertos acontecimientos pasados de infausto recuerdo.
Afortunadamente sólo fue un pequeño sobresalto matutino (que acabó de despertarme, eso sí :P ) que se disipó durante la lectura del resto del texto.
Además de la tristeza que exteriorizan tus palabras creo que lo que en este artículo nos relatas son en realidad noticias de una nueva y esperanzadora vida para Alex, a quien si por remotas casualidades de esa misma vida lee estas palabras le deseo que sea feliz durante muchos muchos años.

Y para ti, Artea, un abrazo.

Uff... qué susto...

Artea dijo...

Lo siento Bergman.
En modo alguno era mi intención; lo sabes.

Celebro que, al fin, y por lo que parece, haya encontrado el amor y el cariño que tanto ansiaba.

Lógicamente no puedo sustraerme a ese sentimiento (mezcla de tristeza y algo de irracional, si se quiere) que me provoca su partida.

:(