18 mayo 2008

Tao

Flor abriéndose




Antes aún que el cielo y la tierra
ya existía un ser inexpresable.
Es un ser vacío y silencioso, libre,
inmutable y solitario.

Se encuentra en todas partes
y es inagotable.
Puede que sea la Madre del Universo.

No sé su nombre,
pero lo llamo Tao.

Si me esfuerzo en nombrarlo
lo llamo «grande».
Es grande porque se extiende.
Su expansión le lleva lejos,
y esa lejanía le hace retornar a su origen.

El Tao, pues, es grande; y el cielo es grande.
La tierra es grande y también lo es el hombre.
En el Universo hay cuatro cosas grandes,
y el hombre es una de ellas.

El hombre sigue la ley de la tierra.
La tierra sigue la ley del cielo.
El cielo sigue la ley del Tao.
El Tao sigue su propia ley.

Del Tao-Te-King, por Lao-Tse (Siglo VI antes de Cristo)

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