30 marzo 2009

Granos entre la paja

Lago en calma

Fotografía de Micheo

En cualquier situación grave y frente a cualquier persona problemática se puede optar por una actitud inteligente y transformar lo negativo en positivo, en el sentido de acumular experiencia y sabiduría personal para el futuro. Siempre es posible encontrar algunos granos de trigo en un camión de paja. Esos granos de trigo son ricas experiencias de inapreciable sabiduría para afrontar con más éxito nuevas situaciones problemáticas.

Bernabé Tierno en Aprendiz de sabio.

2 comentarios:

Wuwei dijo...

Muy cierto me parece lo que en esta entrada se dice.

Tengo un montón enorme de estiércol maloliente. Si aprendo a ser buen hortelano, el perfume de cien flores distintas llenarán los rincones de esta casa, y todo el que por aquí pase tendrá una grata experiencia. Tal vez incluso pueda regalar algunas semillas, si las condiciones son favorables...

De mí depende.

Ah, pero para conseguirlo tengo que mancharme las manos, ser paciente con el oloroso estiércol, cultivar perseverantemente la tierra y conseguir que las malas hierbas que van saliendo no me desesperen y no se apropien de mi pequeño jardín.

Noble arte el del hortelano,
¿no crees hermano Artea?
¡Tienes una preciosa huerta! Me llevo esta apetitosa zanahoria.
¡Ñam! ¡Qué rica! Gracias por compartir tus dones

:o)

Artea dijo...

Hola Wuwei.-

El estiercol hay que sacarlo del establo en el momento oportuno. La luna manda en este sentido. Y también es ella la que marca el punto en que debe distribuirse a la tierra.
Hecho en el momento oportuno, los olores nunca llegan a ser una verdadera molestia.

El concepto de "mala hierba" es algo inventado por los químicos. No oirás a ningún agricultor ecológico o a ningun permacultor hablar de malas hierbas. Todas tienen su función y cumplen su papel. Hacernos creer que son malas solo le interesa a Montsanto (que por supuesto se ocupará de vendernos semillas genéticamente modificadas para que no nos afecten) y a otros cuantos que nos venderán un sinfin de productos a los que mejor ni acercarse a fin de que podamos deshacernos de esos matojos y, de paso, de todos esos "bichos" que pululan por el huerto.

Una visión muy pobre de la madre tierra.

Tienes en este mismo blog un libro que considero la biblia de la agricultura ecológica. Sigue sus pasos y, te aseguro que con el tiempo, nos intercambiaremos flores y semillas.

La huerta es un contexto inigualable para conversar con lo eterno. Te dará muchos "frutos", más allá de los que puedas comerte.

Un fuerte abrazo.