15 julio 2006
La vida se abre camino
Apenas hace unos días publicaba un artículo sobre cómo la visita del Papa a Valencia había traído como consecuencia -entre otras muchas- el destrozo de un nido que una pobre tórtola había tenído el atrevimiento de situar en lo alto de una farola frente al Ayuntamiento de dicha ciudad.
A pesar de todo...la vida se abre camino.
Pocos días después de que el nido fuera destrozado, la pareja volvió a construir un nuevo hogar.
Esta vez temía que al retirar las banderitas del Papa, que por cierto nos pusieron hasta en la sopa, nuevamente algún gracioso operario (por supuesto subcontratado por una empresa subcontratada) diera al traste con la nueva aventura.
Pero afortunadamente no fue así, y una nueva aventura ha dado comienzo.
Confío en que a nuestra querida alcaldesa, una vez pasado el largo descanso que se habrá tomado tras las frenéticas semanas anteriores, no le de por montar otra parafernalia que exiga el repintado de las farolas del itinerario previsto de pase de no se sabe qué ilustre personaje.
Vive...pero deja vivir.
Al final...la vida...que resulta ser mucho más sensata y coherente que todos nuestros políticos juntos...se abre camino.
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